En las remotas montañas de Chihuahua, el Cártel de Sinaloa ha tomado el control de fuentes de agua, aprovechando la crisis hídrica que afecta a la región. Un agente del cártel declaró: “El agua es un recurso valioso y, a medida que escasea, lucharemos por asegurar suficiente”.
Desde hace más de ocho años, los ríos locales no han estado llenos, y el cártel ahora se adueña de estos canales. Un comandante del cártel, conocido como “El Señor”, afirmó que “aquí todo tiene dueño”, refiriéndose al control absoluto sobre ríos y lagos.
La reciente sequía, considerada la peor en la historia de México, ha devastado a agricultores locales, especialmente a las comunidades indígenas rarámuri, que han perdido sus cultivos. En contraste, el cártel ha encontrado una nueva vía de negocio: extraer y distribuir agua. Con camiones cisterna y un despliegue de vigilancia, el cártel asegura el riego de sus cultivos de amapola y actúa como intermediario para agricultores y negocios que carecen de este recurso esencial.
La situación revela cómo el agua se ha convertido en un nuevo mercado negro en el norte de México, exacerbado por el cambio climático que impide las lluvias estacionales.